Ingredientes
6 paletillas de conejo de monte
3 dientes de ajo
1 cebolla grande
1 tomate maduro grande
1/2 k de robellones
50 g de pan tostado, 50 g de almendra ecológica
1/2 l de caldo de carne
1/2 copa de brandy o coñac
50 ml de aceite de oliva Virgen Extra
50 g de harina
30 g de pimentón dulce
Tomillo, romero
20 g de almendra ecológica tostada
Sal según gusto
Elaboración
Salpimentar las paletillas de conejo y enharinar junto con el pimentón. Sofreir y reservar. En el mismo aceite pochar la cebolla y el ajo picado fino. Mientras pelar y sacar las pepitas del tomate y trocear. Añadir al sofrito y finalmente incorporar el brandy y remover muy bien. Añadir las setas previamente partidas en trozos y bien limpias de tierra, saltear unos minutos y enseguida añadir el conejo y cubrir con el caldo. Cocer tapado a fuego suave durante unos cincuenta minutos, removiendo de vez en cuando para evitar que se queme..
Mientras batir las almendras junto con el pan tostado junto y un par de ramas de romero y tomillo, una vez triturado con la ayuda del caldo de la cocción. Cuando falten diez minutos para acabar añadir al guiso, adornar con la almendra tostada y servir muy caliente.
Nota: El robellón (Lactarius deliciosus) es una seta muy popular que tiene diferentes nombres locales, níscalo es la denominación más frecuente. En Aragón se le suele llamar hongo rojo, robellón o rebollón, mientras que en Cataluña, Castellón, Valencia y Alicante también se conocen en diferentes zonas como pinetell, peratxe, o rovellón. En los pueblos de Castilla-León se puede nombrar con algunas variantes, nícalo, mícula o nísquele, mientras que en Andalucía se le llama guíscalo o guiscano.
Existen otras dos especies de la familia Lactarius que se parecen bastante a los robellones y que también se encuentran en los pinares: el Lactarius sanguifluus, que también es comestible y el Lactarius torminosus, llamado falso níscalo y que es tóxico. Con la experiencia se identifican a simple vista. El rebollón es naranja y se oxida dando lugar a un color verdoso, mientras el falso níscalo es de un color más claro y peludo.
Su alto contenido en selenio y vitamina B lo convierte en un alimento muy saludable, especialmente indicado para niños y embarazadas.