- Ingredientes
Ingredientes para el bizcocho de merengue
200 g de almendras molidas
150 g de avellanas
150 g de azúcar molido
4 claras de huevo
1 cucharadita de vinagre de vino blanco
almendras fileteadas tostadas y azúcar gras para adornar
Ingredientes para el praliné
150 g de azúcar
125 g de mantequilla a temperatura ambiente
20 g de almendras crudas peladas
4 yemas de huevo
150 ml de leche
1 cucharadita de harina de maíz
Elaboración
Mezclar las almendras y las avellanas molidas con el azúcar glas y la cucharadita de vinagre. Aparte, montar las claras a punto de nieve y añadir a la mezcla anterior. Extenderla sobre un molde forrado de papel vegetal. Hornear a 160ºC durante unos quince minutos. Dejar enfriar y cortar en dos bases Para el praliné poner en un cazo al fuego la mitad del azúcar con una cucharada de agua hasta obtener un punto de caramelo, añadir las almendras y volcar la mezcla sobre una lamina de papel de aluminio engrasada y una vez fría, triturar hasta obtener una textura de harina. Reservar. En un bol batir las yemas con el resto del azúcar. Diluir la harina de maíz en tres cucharadas de leche y añadir al batido de yemas. Calentar el resto de la leche y agregar a la preparación anterior. Cocer al baño María sin dejar de remover hasta que la crema espese. Dejar enfriar.
Batir la mantequilla en un cuenco con unas varillas manuales. y añadir el praliné y la crema a la mantequilla y mezclar hasta que todos los ingredientes estén bien incorporados. Sobre la bandeja donde se vaya a presentar. se coloca una de las dos porciones de la masa horneada y se unta la crema de praliné muy bien extendida y alisada y por ultimo se añade el otro cuadrado encima. Para adornarla se cubre la superficie con las almendras fileteadas previamente tostadas y con azúcar glas.
Nota: Aunque son muchos los que se atribuyen su propiedad intelectual, parece que el origen de este pastel estaría en la iniciativa de Eugenia de Montijo, esposa de Napoleón III, que, ante la recepción en honor del zar con motivo de la visita de este a la Exposición Universal de París de 1855, habría pedido a su cocinero que elaborara un dulce sorprendente para agasajar a su invitado. El postre fue tan alabado por los comensales rusos que incluso se llevaron la receta y de ahí vendría el nombre de pastel ruso. Posteriormente, en la década de los 70 del pasado siglo, el pastelero oscense Eduardo Ascaso, interesado por conocer todos los vericuetos de la pastelería internacional en sus constantes viajes, elaboró el primer pastel ruso de marca española, un postre en el que sin duda confluyen la tradición pastelera aragonesa y la incuestionable influencia francesa.