jueves, 24 de diciembre de 2015

Turrón de Jijona para compartir en Nochebuena

Este dulce es, junto al mazapán, uno de los más tradicionales de las fiestas navideñas españolas. Como muchos de los mejores postres de la gastronomía española fueron los árabes los que trajeron esta receta de miel y almendras  a las costas del Mediterráneo, en particular a España y a Italia. Datos históricos aseguran que el turrón ya existía en la Villa alicantina de Sexona (actual Jijona) en el siglo XVI, incluso algunos investigadores  afirman que la gente del lugar ya conocían el turrón  antes del siglo XIV  y que en estas fechas el pueblo disfrutaba del inconfundible  aroma de la mezcla  de la miel con  la almendra tostada. Respecto a este tema, resulta interesante la lectura del libro Conduchos de Navidad datado en 1584 en el que se refleja ya la costumbre de comer turrón en el siglo XVI.









Ingredientes

100 g de almendras ecológicas crudas
30  g de azúcar moreno
200 ml de miel
1 clara de huevo
Canela (opcional)





Elaboración 
Tostar las almendras en una sartén a fuego bajo durante unos quince minutos, removiendo  de vez en cuando para que se tuesten de forma uniforme.
Mientras se tuestan  las almendras, preparar el  molde para el turrón -sirve cualquiera que tenga forma rectangular-, puede ser de silicona, de cristal o metálico. siempre mejor si  es de poca altura. Forrarlo con  papel encerado cortando una tira con el ancho de la base del molde pero más largo para que sobre, y otra tira con el ancho de la parte más larga del molde. 
Una vez tostadas las almendras dejarlas enfriar. Mientras tanto, montar la clara a punto de nieve. En una sartén antiadherente poner el azúcar y la miel a fuego medio y mientras moler las almendras al grosor deseado. 
Ya disuelto el azúcar en la miel apartar la sartén y añadir poco a poco la clara montada sin dejar de remover, añadir si se quiere la canela y mezclar finalmente con las almendras molidas hasta que la mezcla quede bien integrada.
Volcar la masa en el molde previamente forrado y cubrir la superficie con los extremos del papel que se han dejado a propósito, colocando encima bastante peso de forma que cubra toda la superficie. En esta ocasión yo he utilizado tres libros de tapa gorda de dimensiones casi iguales al molde. Dejar así una cuantas horas y  guardar a la intemperie mejor que en frigorífico. 
Si la textura resultante es demasiado blanda se puede utilizar para rellenar un bizcocho o para hacer una estupenda espuma de turrón cuya receta os mostraré  en la próxima  entrada.
¡Feliz Nochebuena!

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